sábado, 10 de noviembre de 2007

La magia del puerto

“Eres un arco iris…de múltiples colores…tú, Valparaíso, pueeerto de mi amorrr…”, reza la conocida canción en honor a Valparaíso. Es bonito Valpo. Había ido antes, pero esta vez aproveché el fin de semana para ir con Pedro, mi novio, y hacer una serie de cosas que antes no habíamos hecho. Fuimos, por ejemplo, al Cerro Concepción, donde se supone que está toda la movida top, los mejores restaurantes y los hostales de moda. Esto último es cierto, íbamos con una dirección que sacamos de Internet (atención personalizada, ambiente hogareño, cupos limitados) y nos encontramos con que estaba todo lleno. Preguntamos por lo menos en 10, y todos estaban copados. Ese día era sábado y no era fin de semana largo, ni nada. ¿Qué pasaba? Que resulta que todos esos hostales en realidad eran antiguas casonas, acondicionadas para convertirse en hospedaje de lujo para sus visitantes, la gran mayoría extranjeros atraídos por la fama del puerto. Nos enteramos que, como no tienen más de cuatro o cinco habitaciones cada uno, la reserva hay que hacerla con dos semanas de anticipación, y aprontarse a los precios que no son muy económicos.

Por ejemplo, preguntamos en un hotel literalmente en la punta del cerro, vista al puerto, mirador etc. La habitación matrimonial valía ¡82 lucas! Con derecho a desayuno y a sábanas de oro, me imagino, si no no se explica que te saquen un ojo de la cara y la mitad del otro. Al final, optamos por alojarnos “abajo”, en la ciudad, y despedirnos del cerro carero. Quiero pensar que tanto gringo ha hecho subir los precios.


También fuimos a conocer la casa de Neruda, “La Seba
stiana”, que está en otro cerro. Ya conocíamos “La Chascona”, en Santiago, así que decidimos continuar la ruta Neruda, ya nos falta sólo Isla Negra. La casa sigue la onda del poeta, harta botella, harto detalle. Una de las cosas que más me gustó fue la pintura de una reina inglesa, usando esa especie de tutú al cuello, esa cosa repolluda que le llaman “cuello gola”. Al frente había un caballero que también usa gola, y según el folleto informativo, Neruda lo compró “para que la reina no se sintiera tan sola…”, jajaja.

El viaje terminó con un paseo a Viña, donde nos tend
imos frente a la playa y hasta metimos las patitas al mar. También es super lindo Viña, pero es una onda completamente distinta. Es como una especie de Pucón, pero al norte. Topísimo. Valpo es bohemio, Viña es top. Lo bueno es que están cerquita, Valparaíso con sus locales nocturnos, Viña con toda la parafernalia del casino y los restaurantes elegantes. Les dejo fotos de nuestro viaje.

Una foto a la orilla del camino, en la carretera, antes de pasar el túnel. A la niña le dio con que las flores amarillas se veían tan lindas…



















Mi novio con su polera de Pamplona, la que le traje de España cuando fui a la fiesta de San Fermín. Está wena, ah?


























Magda en una escalera típica del puerto, pleno cerro Concepción.



















Pucha que estás lindo, Pedro, en esta foto pareces todo un chico modelo de Ralph Lauren…


























Magda arrancando de la ola. De fondo, el muelle Vergara.



















Aquí está Pedro arremangándose los pantalones para meterse a las aguas de Viña del Mar. La polera que está usando dice “Uni-Kassel”, y que obviamente se la traje de Kassel, recuerdo de la Universidad. Te aperaste, negro, jajaja…

























Los tortolitos disfrutando del arena blanca de Viña. ¿Cierto que nos vemos lindos?